Estaréis pensando...¿a qué viene esta
foto ahora? Tiene su motivo. Así lucía servidora a principios del
pasado mes de junio, a punto de finalizar mi segundo embarazo que, como ya
sabéis, fue gemelar. De eso ha llovido ya un poco y de cómo me encontraba en
ese momento prefiero no recordarlo, creo que mi barriga habla por sí sola. Cogí
20 kilos durante los nueve meses. Vale, ya sé que algunas mujeres cogen ese
peso en un embarazo simple, pero teniendo en cuenta que mi estatura es de 1,60
m o quizá algún centímetro menos, creo que ya iba bien servida. No digáis que
no era mejor saltarme que darme la vuelta.
El caso es que,
tras dar a luz y a pesar de mi rápida recuperación física, que llegó a
sorprenderme incluso a mí misma, hay zonas de mi cuerpo que no han vuelto a ser
las mismas. Una de las más afectadas ha sido el abdomen. Vale, no estoy gorda,
pero es que perder peso no lo es todo. Y mi vientre no ha olvidado el embarazo,
tiene un mayor volumen y la piel está bastante flácida. Además, por poco que
coma, se me hincha con bastante facilidad.
Así que he
decidido poner punto final al letargo del invierno donde el poco tiempo y las
pocas ganas han formado un tándem perfecto para pasar por completo de mí misma.
Es hora de hacer ‘algo por la vida’ y la inminente llegada del verano me motiva
aún más.
Por ello me he
propuesto un desafío al que he llamado ‘Vuelta al vientre plano en 12 semanas’ y
en el que cuento con la ayuda de Fisioterapia Rocío Jiménez, Farmacia López Robles y Cellactive. Como podéis deducir, es un proceso que estará compuesto de
varias partes que se irán combinando de forma simultánea con un objetivo claro.
Desde ya os digo
que tiene muy buena pinta y es altamente recomendable para todo tipo de
personas, no sólo para aquellas mujeres que acabamos de dar a luz. Pero si queréis
saber en qué consiste os lo contaré mañana en el blog. Podéis seguir aquí
mi progreso, además de en mis páginas de Facebook e Instagram.
Comentarios
Publicar un comentario